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  Publicación mensual que abarca los Programas de la Fundación, e incluye distintos temas y disciplinas educativos de gran interés, que la convierten en un instrumento de trabajo coleccionable y de alto impacto en este ámbito.
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El otro lado del aula
 
 
 
La producciOn de los alumnos y su lugar en el ambiente del aula
 
 
 

 

Las clases que incentivan a los chicos a aprender activamente se caracterizan por tener docentes y alumnos que comparten la responsabilidad respecto del ambiente del aula, entre otras características.

Las paredes son partícipes activos de la vida escolar, en tanto ayudan a cumplir funciones pedagógicas, normativas y comunicativas: difunden mensajes, normas, producciones artísticas y de todas las áreas y, a la vez, crean un entorno agradable, enriquecedor y dinámico.

Otro punto para el análisis está dado por la valorización de la producción de los alumnos. Una de las habilidades básicas que deberíamos propiciar en la escuela es la búsqueda de respuestas diferentes y productivas, antes que esperar contestaciones esteriotipadas y “esperables” a las preguntas que realizan los maestros. La producción de los alumnos es fundamental si pensamos en un aprendizaje activo, constructivo, que promueva el pensamiento, el pensamiento crítico y divergente; de allí la importancia que los niños dan al lugar dispuesto para lo que ellos producen. Producción que es acción genuina por parte de los alumnos y que no debería confundirse con activismo. El clima que crea el maestro en el aula influye en el proceso de aprendizaje, y aquí el espacio físico ejerce un control directo sobre este aspecto: no solamente por la estructura física del salón sino por la disponibilidad de los materiales, el espacio y el reconocimiento que las producciones de los alumnos tienen para el docente; todo esto se aprecia, en parte, en el espacio que él les ofrece a los chicos para que se expresen. Producción y aprendizaje para sí y también para los otros y junto con ellos.

Si tomamos la producción de los alumnos desde el punto de vista de la creatividad, y nos referimos a la atmósfera que se crea en el aula, ésta es de vital importancia para las experiencias del niño. Según Lowenfeld, “es mucho más importante la forma de decirle algo al niño que lo que se le dice” (1980). Cuando el docente evidencia interés, proporciona un ambiente de confianza para la actividad y la creatividad. El niño debe sentir que lo que hace es importante y que esa actividad se ajusta a sus necesidades.

Es deseable que las producciones de los alumnos si bien Lowenfeld se refiere al desarrollo de la capacidad creadora, la idea es aplicable a las producciones de los alumnos en generalsean diferentes, propias y singulares, que se eviten copias para que ellos simplemente coloreen o completen. La dependencia, dice el autor, hacia esos bosquejos, limita a los niños en su propia seguridad y su libre expresión puesto que sus producciones nunca pueden resultar idénticas al modelo. Estas actividades obligan a los niños a imitar e inhiben su propia creatividad; tampoco promueven destrezas: por el contrario, obligan a los chicos a aceptar los conceptos de adulto sobre el arte.

Promover la creatividad y la propia producción es respetar la individualidad.Todos los niños tienen diferentes fortalezas, debilidades, gustos, dificultades e inclinaciones. Este conjunto de preferencias individuales influye en la manera de pensar, de aprender, de comportarse y de procesar la información. Sabemos que hay alumnos que aprenden de las instrucciones verbales que reciben; de lecturas e informes orales; con música, que necesitan cantar, hacer música, tocar instrumentos, etcétera; se los podría denominar aprendices auditivos.

Existen otros, los aprendices más visuales: son los que aprenden viendo y mirando, recuerdan mirando imágenes, cuadros, fotografías. Estos estudiantes necesitan libros, casetes, escritura, diarios, historias, etcétera. Los aprendices cenestésico-táctiles, son aquellos que aprenden al hacer y al tocar, que necesitan realizar físicamente las acciones, manipular. En cambio hay otros más analíticos, son los que completan sus tareas utilizando la lógica y necesitan explorar, utilizar materiales de ciencias, etcétera.

Es deseable que los docentes valoren los diferentes estilos de aprendizaje de cada uno y que utilice métodos y materiales que se adapten a todas las fortalezas de los alumnos. Además, es importante que los niños descubran que existen diversas maneras de aprender.

La teoría de las inteligencias múltiples y el conocimiento de los estilos de aprendizaje constituyen un gran aporte para que los docentes puedan transformar las actividades en el aula. Esta teoría nos brinda un marco de trabajo efectivo, una manera de pensar la enseñanza y entender a los alumnos, pero no debe transformarse en una fórmula rígida para toda la enseñanza.

Si comenzamos por concebir el ambiente físico en donde se enseña y se aprende como un espacio de intervenciones didácticas en el que pueda respetarse y promoverse la individualidad de los alumnos y la valoración de la producción en el aprendizaje, es más probable que todos puedan tener éxito en el aula.

 

Algunas puntas para la tarea en el aula

  • Exhibir los trabajos de todos los alumnos. Si el espacio lo permite, se pueden escribir los nombres de los alumnos en cartones pequeños y luego colocarlos en forma permanente en el panel para exponer los trabajos de los chicos.
  • Renovar periódicamente las producciones de los niños. Evitar exposiciones prolongadas porque así se impide que la pared se convierta en un espacio vivo.
  • Otra opción es que cada alumno elija la producción que desea exhibir semanalmente y la coloque en el panel general (sobre su nombre). Puede enriquecerse esta actividad con una explicación oral o escrita de las razones que llevaron al alumno a seleccionar esos trabajos.
  • Cuando se realizan actividades con los padres, las paredes pueden utilizarse para que ellos realicen comentarios o escriban mensajes para sus hijos.
  • El espacio puede convertirse en una herramienta del docente para fortalecer las habilidades individuales de sus alumnos. Algunos tendrán mayores fortalezas en unas áreas sí y en otras no, o en algunas estrategias y no en otras. Por esta razón, se sugiere colocar en las paredes o en los paneles, producciones de diferentes áreas. Es importante que todas las producciones tengan espacio en la pared o en el panel, que sean tan valoradas las producciones escritas, como los razonamientos matemáticos, o las producciones artísticas.
  • Las paredes pueden ser un medio para que el docente promueva en el grupo total la valorización de las producciones y las habilidades individuales.
  • Es deseable que las paredes del aula constituyan un espacio de toma de decisiones por parte de los alumnos, de manera que puedan participar más activamente en su aprendizaje.
  • Recordar que una actitud cordial y respetuosa hacia lo que el alumno ha pensado o ha expresado, favorece la productividad. A los chicos siempre les gusta ver sus trabajos en exposición.
  • Recordar que no hay dos niños iguales, que cada uno trae sus propias experiencias, actitudes, habilidades y estilos de aprendizaje.

El clima creado por el docente en el aula al ofrecer a los chicos un espacio de expresión y, a su vez, el hecho de ver expuestos sus trabajos, estimula y alienta la creatividad de los niños, gracias a lo cual sienten que son valorados y que se reconoce el esfuerzo que realizan y comparten con el resto de la comunidad educativa.

Para finalizar

Permitir que los chicos participen en la organización del ambiente, tanto en la disposición física como en la decoración, constituye un buen camino hacia la construcción del sentido de responsabilidad y de pertenencia.

Por eso, es importante que los maestros alienten a los alumnos a participar en decisiones acerca de dónde guardar los materiales, la disposición del mobiliario, los responsables de las tareas del aula, la selección de los trabajos individuales y grupales, etcétera.

Los chicos pueden ayudar, también, a identificar los objetos y materiales dentro del aula, a seleccionar y crear imágenes para los paneles, a construir murales como calendarios de cumpleaños, gráficos visuales, láminas con letras, palabras y gráficos con historias.

 

Para ampliar la información sobre este tema:

Augustowsky, Gabriela.”¿Qué dicen las paredes?”, en El Monitor de la educación. Revista del Ministerio de Educación de la Nación. Buenos Aires, noviembre 2001 - año 2, Nº 4.

Gvirtz, Silvina, Palamidessi; Mariano: El ABC de la tarea docente: currículo y enseñanza. Buenos Aires, Aique, 2002.

Lowenfeld, Víctor, y otros. Desarrollo de la capacidad creadora: Buenos Aires, Kapelusz, 1980.
 
 
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