Los fundamentos que no pueden faltar
Entendemos por Proyecto a una macro-situación
(incluye varias disciplinas) de enseñanza
(existe una intencionalidad docente) ubicada en un marco
real (procura establecer una conexión entre los
alumnos y la realidad), que responde a verdaderos intereses
de los agentes involucrados, y que adquiere cuerpo en un
producto final concreto.
Un proyecto requiere de la participación de todos los alumnos en cada una todas sus etapas. Se cristaliza
en la realización de un producto final concreto
que despierte el interés y resulte significativo
para los alumnos. Esta metodología, que debe ser
entendida como una más en el abanico de estrategias
con las que cuenta un docente, supone la integración
de contenidos.
Se procura que las actividades de organización y
realización sean de diverso tipo: reflexivas, de
análisis, de recolección de datos, de organización
de la información recabada, de realización
creativa, etc. y que involucren contenidos conceptuales,
procedimentales y actitudinales.
Será importante tener en cuenta algunos puntos esenciales
para que los proyectos no se conviertan en un mero listado
de actividades. En principio, debe contener un propósito
bien claro y definido, que se realice en lo posible en una
situación real tendiente a resolver un problema
concreto o a la confección de un producto
material.
El trabajo por
proyectos es una de las estrategias metrodológicas
que dispone el docente.
De esta manera, podríamos definir el trabajo
con proyectos como una estrategia metodológica
de enseñanza que se propone la integración
de los contenidos disciplinares a través de la participación
activa de los alumnos. Se trata de un trabajo guiado
que no descuida la producción autónoma de
los chicos. El valor del trabajo con proyectos está
dado por su significatividad y, como es sabido, una enseñanza
basada en estas premisas promoverá la comprensión
y la participación de los escolares.
Es deseable que la planificación del proyecto se
realice de manera conjunta (docente y alumnos) pero también
es posible que el docente presente la propuesta y el aporte
de los chicos la enriquezca.
Los proyectos pueden presentarse como disparadores para
abordar nuevos contenidos o bien, pueden ser diseñados
para que los alumnos recuperen y apliquen en la realización
de las actividades los contenidos ya trabajados.
En cualquiera de los casos, el docente no deberá
perder de vista que él es quien conduce la situación
de enseñanza, con lo cual tendrá que orientar
la realización de todas las actividades en función
de los contenidos trabajados y de los objetivos que se propone
alcanzar.
En cuanto a la duración, los proyectos pueden desarrollarse
en un tiempo acotado o a lo largo de todo el año
escolar. En este caso, el docente tendrá que estar
muy atento para que la atención y el interés
de los alumnos no decaigan. Si esto sucede, podrá
modificar lo previsto sobre la marcha o bien, "darle
un cierre al proyecto". Es preferible modificar los
tiempos planificados antes que el proyecto se convierta
en un asunto del maestro solamente.
Aún cuando el
proyecto requiere del compromiso partícipe de los
alumnos, es siempre el docente el que conduce la situación
de enseñanza.
Todas las decisiones que se tomen respecto de este y otros
temas, aunque se planteen como objeto de reflexión
grupal, son competencia del docente y requieren de una mirada
profesional lo suficientemente flexible para realizar un
diagnóstico certero de lo que sucede en el grupo,
proponer nuevas estrategias para recapturar la motivación
de sus alumnos y modificar, si lo considera necesario, la
planificación.
Las ideas que construimos sobre el tema
En muchas ocasiones sostenemos que actualmente a los chicos "no les gusta aprender" o "no tienen ganas
de hacer nada", que "las propuestas no los enganchan",
que "es difícil motivarlos" y sigue una
larga lista de comentarios que se escuchan entre los docentes.
Sería bueno que ante estas sensaciones que en algún
momento experimentamos todos los docentes, pudiéramos
detenernos y repensar junto a los colegas algunas cuestiones…
La sociedad plantea diferentes demandas a la escuela. Estos
nuevos requerimientos, así como también los
avances tecnológicos y teóricos de las disciplinas,
enfrentan a los educadores con el desafío de enseñar
de un modo diferente al tradicional aprendizaje reproductivo.
Tal como lo sugiere Ignacio Pozo, estamos frente a una
nueva cultura del aprendizaje. Es decir, no sólo
cambia culturalmente el contenido de lo que se enseña
sino la forma de enseñar, porque la manera en que
se aprende también evoluciona.