PUREZA + HONESTIDAD + HIDALGUÍA = NOBLEZA
MARTÍN Y MARTÍN

Hace ya unos años conocí a un chico llamado Martín. Él tenía muchos problemas familiares y dificultades al hablar. Sus padres estaban separados y no se llevaban bien. En el colegio, los compañeros lo dejaban solo y se burlaban de él.
Un día, en el último recreo, Martín estaba sentado solo en un rincón del gigantesco patio de su escuela, como acostumbraba. De pronto dirigió su mirada hacia el bebedero y vio una diminuta luz que volaba por todas partes. La siguió y la siguió hasta la puerta principal. Allí encontró a un chico igual a él: con su mamá, tocando el timbre desesperadamente. La directora abrió y lo recibió diciéndole: "Entrá, Martín, entrá".
Martín se vio a sí mismo: "No puede ser... Entró un chico igual a mí, la mamá es igual a la mía y encima se llama Martín. Lo único que falta es que tenga los mismos problemas que yo".
El que acababa de entrar llevó a Martín a un aula vacía, le habló con la misma dificultad y le contó sus mismos problemas. Charlaron un largo rato. Cuando salieron, el segundo Martín desapareció de repente.
Martín regresó al patio y, grande fue su sorpresa cuando vio que todos lo invitaban a jugar al fútbol.
Se sintió feliz por primera vez por lo que estaba viviendo y descubrió que había hablado, con su "otro yo" y como había podido expresar todo lo que le dolía y todo lo que quería, ahora se sentía mejor.
Los demás también lo notaron y comprendieron que lo que él necesitaba era compañía y amigos que lo quieran con honestidad y nobleza. Así, todos aprendieron que todos somos hermanos y tenemos que vivir con AMOR.

Rocío Carolina Costa
Instituto Escuela del Espíritu Santo
Capital Federal