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  Publicación mensual que abarca los Programas de la Fundación, e incluye distintos temas y disciplinas educativos de gran interés, que la convierten en un instrumento de trabajo coleccionable y de alto impacto en este ámbito.
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El otro lado del aula
 
 
 
El taller de produccion escrita en el aula
EGB 2
 

"El uso total de la palabra para todos me parece un buen lema, de bello sonido democrático. No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo". Gianni Rodari .

 

Los fundamentos que no pueden faltar

El taller de producción escrita o taller de escritura en el aula se abre como una alternativa diferente a las propuestas escolares vacías de sentido.

Este espacio planteado con criterios metodológicos e ideológicos bien diferenciados de los de las prácticas "típicamente escolares", como la composición o el listado de oraciones, tiene sus raíces en la década del '60 en Francia.

Según las autoras Gloria Pampillo y Maite Alvarado, que han realizado muchos trabajos en este campo, el taller de escritura es una modalidad de aprendizaje grupal de la escritura, con un coordinador que hace una propuesta y en la que el grupo funciona como lector crítico de las producciones escritas de sus pares.

Los primeros talleres de escritura irrumpieron en el ámbito académico argentino durante los años '70 y funcionaban a partir de consignas que actuaban de disparadores o "pretextos" para la producción de otros textos. Las consignas eran comunes a todos los participantes, luego se leían las producciones y se realizaban comentarios sin juicios de valor. Estos comentarios estaban más vinculados al análisis que a la crítica. Se incluían además lecturas de orden teórico que contribuían a la formación de los escritores.

Al traspolar esta experiencia a la escuela, pensamos inmediatamente en una escritura vinculada a lo expresivo y al placer. En este sentido, pensamos en propuestas que inviten al juego y a la creatividad, que promuevan en los alumnos el dominio del lenguaje o la formación de lectores competentes. (Este concepto incluye tanto competencia para la escritura como para la lectura).

De esta manera, el taller de escritura se convierte en una metodología para aprender el proceso de escritura y en disparador para reflexionar acerca de diversos aspectos del lenguaje: usos, normas, etcétera. El único destinatario de las producciones ya no será el docente -como en las propuestas más tradicionales- sino que será todo el grupo de alumnos que, con la guía del maestro podrá formular preguntas, comentarios, sugerencias, etcétera. El criterio para ello será la eficacia del mensaje. Por ejemplo: ¿Qué se proponía con el texto? ¿Lo ha logrado? ¿De qué manera?

El taller de escritura en la escuela es una modalidad de aprendizaje grupal, coordinado por el docente, que apunta a que los chicos aprendan a producir diferentes tipos de comunicaciones textuales y, a la vez, enriquezcan su manejo del lenguaje.

Todos los alumnos asumen el lugar de protagonistas y participantes. Los mismos autores, en el momento del análisis, asumen el lugar de lectores críticos. La producción escrita tiene una función: la de comunicar. La comunicación o la producción de significados debe ajustarse a la intención (informar, persuadir, etc.) al destinatario, a la situación comunicativa, etcétera.

Por otra parte, los aspectos ortográficos del lenguaje no serán abordados como fines en sí mismos sino en función de la efectividad del mensaje.

Un paso fundamental para la apropiación del proceso de escritura está dado por la metacognición en este aprendizaje, de allí la importancia que se le da a los procedimientos de control de las operaciones que intervienen en él.

No obstante, es necesario no confundir la estrategia cognitiva de la revisión, que es parte del proceso de escritura, con las estrategias metacognitivas, que suponen la capacidad de reflexionar acerca del proceso mismo.

Con la metodología propuesta se aspira a lograr que el aprendizaje resulte atractivo, imbuído de espíritu de juego y de creatividad, para formar lectores críticos y competentes en cuanto a la lectura y a la escritura.

¿Qué se escribe?

En primer lugar, deberíamos preguntarnos qué pueden escribir los alumnos. La respuesta podría ser la realización de una práctica de escritura que les permita "apropiarse" de diferentes discursos con los que habitualmente se entra en contacto en la vida social.

Cuando decimos "apropiarse", nos referimos a que los alumnos sean capaces de leer y producir diferentes tipos de discurso: narraciones, historias, telegramas, cartas, descripciones, rimas, fábulas, reglamentos, instructivos, textos teatrales, coplas, crónicas, biografías, noticias, textos fantásticos, entrevistas, cartas de lectores, textos informativos, etcétera.

¿Cómo se escribe?

Es importante recordar y enseñarles a los alumnos que en la vida cotidiana no se escribe todo de una sola vez. Investigaciones realizadas acerca del acto de escribir dan cuenta de ello cuando sostienen que existe un modelo de organización en el proceso de escritura.

En este proceso se ponen en juego diversas operaciones y pueden distinguirse diferentes momentos:

  • Planificación de la escritura: consiste en definir el objetivo del texto. Es decir, para qué se escribe y para quién se escribe. En este momento se planifica la organización del texto: el orden, la jerarquización de elementos, etcétera. La escritura se planifica a partir de las consignas que propone el docente en el momento del taller o de la producción escrita.
  • Textualización (o producción del borrador): engloba actividades ligadas a la escritura propiamente dicha. El que escribe debe enfrentarse a cuestiones ligadas a la sintaxis, la ortografía y a otras como: condicionamiento al tipo de texto, cohesión y coherencia global.
  • Revisión: comprende todas las operaciones referidas a la lectura crítica y una corrección que deriva en la reescritura.

Hacer explícito este esquema le permite al docente elaborar estrategias diferentes y a los alumnos, acercarse a una herramienta para la producción escrita.

El eje de la producción escrita es su función comunicativa, y el criterio fundamental exige alcanzar la eficacia del mensaje. Que los alumnos reconozcan y efectivicen estos objetivos y puedan reflexionar al respecto es la aspiración del docente en el taller de escritura.

Las ideas que construimos sobre el tema

Reflexionar acerca de lo que hacemos en el aula nos permite analizar "las ideas que construimos sobre el tema", romper con prácticas automatizadas, ritualizadas, basadas y justificadas en la frase "así lo hacían mis maestros".

Se habla de ritualización de las prácticas porque cuando éstas se disocian de las teorías y se siguen aplicando aunque los marcos teóricos en los que se apoya, hayan perdido vigencia [Casullo, Alicia, 2002].

Recordemos que las prácticas nunca son ingenuas. El fantasma de la composición tema todavía es muy fuerte. Estas propuestas rutinarias (y solamente escolares) conllevan una ideología de la escritura verdaderamente distante del placer, la experimentación y la intencionalidad comunicativa. Por ejemplo:

  • Géneros como la composición o la redacción.
  • Temas recurrentes como: Mis vacaciones, Mi familia, La primavera, etcétera.
  • Indicaciones que hacen los docentes como: "No escriban con lápiz" o "No
    borren tanto".
 
 
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