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La importancia de conocer y activar los saberes previos de los alumnos para organizar las situaciones de enseñanza

(Continuación)

Las técnicas de indagación de los saberes previos sirven tanto para el diagnóstico del docente como para que los chicos participen activamente en el enriquecimiento de su bagaje cognoscitivo.

Algunas puntas para la tarea en el aula

Los saberes previos en la adquisición de nuevos conceptos

Una secuencia didáctica para el aprendizaje de conceptos organizada con actividades de exposición –ya sea mediante las explicaciones del docente o frente a un texto escrito– debería constar de tres fases:

  1. Introducción para activar los conocimientos previos de los alumnos que funcionarían de organizadores previos y serviría de puente cognitivo con la nueva información contenida en la exposición. Dicho de otro modo, estos conocimientos previos servirían de anclaje para las actividades posteriores. Por ejemplo: observar imágenes, clasificar fotografías de acuerdo con criterios propuestos por los alumnos, escribir una definición, dar ejemplos, responder preguntas, etcétera.
  2. Presentación del material de aprendizaje que puede adoptar diversos formatos: textos, explicaciones del docente, conferencias, etcétera. Lo importante es que los materiales se encuentren bien organizados y esta organización sea explícita. Por ejemplo: trabajar con el libro de texto, leer artículos de carácter científico, ver un video, etcétera.
  3. Consolidación mediante la relación explícita entre las ideas previas que han sido activadas y la organización conceptual de los materiales. Algunas actividades posibles pueden ser: comparar, ejemplificar, buscar analogías, relacionar, aplicar, etc., que pueden realizarse de manera individual, en pequeños grupos o en grupo total.

¿Qué podemos hacer para conocer los saberes previos de nuestros alumnos?

Es indudable que, para el docente, es necesario conocer los saberes previos que han construido los chicos, sean éstos correctos o no, porque es a partir de ellos que se elaborarán los nuevos conceptos. Difícilmente podrán comprender la expresión corrientes colonizadoras si no han comprendido anteriormente el concepto de colonización. Desde esta perspectiva, se plantea la necesidad de conocer qué saben, conocen o creen nuestros alumnos acerca de conceptos que se vinculan con otros nuevos que serán objeto de enseñanza.

Existen varias técnicas para indagar los conocimientos previos como:

  • Responder cuestionarios abiertos, cerrados o de opción múltiple.
  • Resolver situaciones problema que consistan en sucesos frente a los cuales los alumnos deban realizar anticipaciones o predicciones. Por ejemplo: ¿Por qué pueden volar los aviones?, ¿por qué hay países pobres y países ricos?
  • Diseñar mapas conceptuales.
  • Confeccionar diagramas, dibujos, infografías.
  • Realizar una lluvia de ideas.
  • Trabajar en pequeños grupos de discusión.
  • Preparar maquetas.
  • Otros.

La tarea del docente en este tipo de propuesta implica una concepción dinámica de la enseñanza, dirigida a sujetos activos y capaces de participar efectivamente en la adquisición significativa de nuevos contenidos.

Es importante señalar que las técnicas no sólo sirven de diagnóstico, sino que dan lugar a que los alumnos activen sus saberes previos.

Estas técnicas pueden ser de utilidad para el docente pero también para los chicos
en la medida en que –según sus posibilidades madurativas- pueden tomar conciencia de sus ideas implícitas, justificar sus creencias, reflexionar sobre ellas, enfrentarse a sus propias contradicciones y compartir otras informaciones u otros puntos de vista.

Desde esta perspectiva, las propuestas de enseñanza que se desarrollen en el aula, suponen una concepción de alumno activo, pensante, y cognitivamente capaz de comprender qué está aprendiendo.

Para terminar

  • Para enseñar conceptos es necesario partir de los conocimientos previos de los alumnos diseñando situaciones en las que estos saberes se activen.
  • Es preciso enfrentar a los alumnos con sus propias ideas – explícitas o implícitas– para reflexionar sobre ellas y confrontarlas con las de los demás.
  • Las ideas de los alumnos, aunque “erróneas”, no constituyen obstáculos sino vehículos a partir de los cuales se edificarán los nuevos conceptos.
  • El aprendizaje de conceptos es un proceso gradual que requiere de un cambio paulatino de unas estructuras por otras, de concepciones implícitas por otras explícitas más avanzadas.

 

Para ampliar la información sobre este tema:

C. Coll, J.I. Pozo y otros. Los contenidos en la Reforma. Enseñanza y aprendizaje de conceptos, procedimientos y actitudes. Buenos Aires, Santillana, Aula XXI. 1994.

Ontoria, A y otros. Mapas Conceptuales. Una técnica para aprender. Madrid, Narcea, 1996, sexta edición.

 

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